MAMIÑA
A las lejanas tierras de Mamiña
débil y casi sin vista llegó la niña
contemplando tan hermoso paisaje
su padre el jefe, detuvo ahí el viaje.
Era atendida en forma cariñosa
Y sumergida en agua milagrosa
frutas, flores y mucho cuidado
de quienes estaban a su lado.
Fue acaso su natural inocencia
o talvez ¿la divina providencia?
lo cierto es que allí, en Mamiña
recuperó la vista la hermosa niña.
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